viernes, 13 de marzo de 2015

PAREJAS..."HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE"

NO HAY NADA MEJOR EN LA VIDA QUE ENAMORARSE Y SER CORRESPONDIDO. PERO ¿POR QUÉ PARECE IMPOSIBLE PERMANECER SIEMPRE ASÍ?
SABEMOS QUE CADA RELACIÓN ES DISTINTA Y ES DIFÍCIL CONSEGUIR UNA FÓRMULA QUE LES GARANTICE EL ÉXITO A TODAS, SIN EMBARGO, HAY CIERTAS CLAVES QUE TODA PAREJA DEBE TOMAR EN CUENTA PARA CONSTRUIR UNA UNIÓN SALUDABLE

Quizás se debe a que desde pequeños todo cuento o película que veíamos terminaba con la gran premisa de “Y vivieron felices por siempre…” y así crecimos esperando encontrar ese príncipe azul que nos garantizara nuestro final feliz. 20 años después, aunque ya a sabiendas que la realidad era otra, nos casamos esperanzados en que sí existe tal cosa como un alma gemela, el amor y el “hasta que la muerte nos separe”. Pero ¿qué pasa cuando con el pasar de los años las discusiones se convierten en una guerra civil entre dos, la desilusión mató a la admiración y la rutina hizo que nos olvidáramos del otro? ¿Y es que acaso el amor no era lo único que necesitábamos para ser felices? Lo cierto es que no, no lo es. Hacen falta más ingredientes para obtener una receta perfecta.

Vivir en pareja es complicado, pero no imposible. Debemos, ante todo, plantearnos una visión realista del amor. Entender que habrán altos y bajos, y el desafío es aprender a sobrellevar las dificultades de la mejor forma posible. La fórmula del éxito, solo tú y tu pareja la sabrán. Son ustedes dos los que escriben sus propias reglas de convivencia, sin importar lo que opinen los demás, ni como actúen los demás. Porque compararse con otras parejas es como ver un apartamento nuevo: los pisos están brillantes, la cocina está impecable y no hay ninguna manchita en las paredes. Ahora, después de pasar una semana en el lugar, comenzamos a darnos cuenta de algunas grietas en la cerámica y de un olor desagradable que sale por debajo de la nevera.
Básicamente, nada es tan perfecto como aparenta serlo. Por ello, no te obsesiones con parejas que se te cruzan con una sonrisa de oreja a oreja o que parecen que no pueden dejar de tocarse. No te has puesto a pensar que esa pareja que no pelea por absolutamente nada quizás tengan celos de la tuya y estén tratando de impresionarte, o que los amigos que viven en un apartamento de lujo con dos carros último modelo, no son realmente felices y darían todo lo que tienen por satisfacerse mutuamente. Y así infinidad de casos.

La relación que tú elijas la debes construir sin mirar a los lados, sin pretender ni esconder quienes son y quieren ser. Dificultades habrá en todos los escenarios, por más perfectos que sean, solo queda de ustedes aprender a sobrellevar los tropiezos. Pensando en eso, en este 360 trataremos de compartir ciertas claves para construir una relación saludable con las cuales coinciden todos los especialistas en la materia.

SABÍAS QUE…
Las parejas casadas que nunca discuten tienen un 35 por ciento más de posibilidades de divorcio en los primeros cuatro años que los matrimonios con frecuentes desacuerdos.

TIPS PARA PAREJAS FELICES
El éxito en una relación no es producto de buena suerte o casualidad. Las parejas felices se esfuerzan por hacer sentir al otro a gusto con la relación sin importar cuánto tiempo llevan juntos. Quizás muchos supongan que la clave está en el compromiso, la fidelidad y el amor, sin embargo, se trata más bien de pequeñas cosas, detalles que muchos pasan por alto.

El ingrediente estrella. Para Isbelia Segnini, reconocida psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas, hay tres elementos claves que no deben estar ausentes en una relación de pareja, los mismos son: el “amor”, el vínculo más grande de todos; la “admiración”, aquella valoración hacia el otro, hacerlo sentir que vale la pena; y el “compañerismo”, el tener actividades en conjunto que les produzca placer a ambos. Pero para que esos tres elementos coexistan hace falta un elemento aun más importante: la “comunicación”. Es imposible que una pareja funcione si no existe una buena comunicación entre ellos.
Oído al tambor. Así como nos comunicamos… también debemos saber escuchar. Tu pareja debe sentir la confianza de contarte cualquier cosa, por muy tonta que sea, y eso se logra mostrándote interesado en todo lo que quiera decirte, así sea una anécdota sobre algún deporte que no entiendes en lo más mínimo. Escúchalo bien, viéndolo a los ojos, sin ver la televisión o sin mandar un mensaje de texto al mismo tiempo.

Vocabulario seleccionado y limitado. Y a propósito de comunicaciones, hay que saber comunicarnos con inteligencia. Ciertas palabras pueden herir fuertemente cuando se está discutiendo. Lo mejor es que una vez pasado el mal rato, le hagas saber a tu pareja qué frase o adjetivo no debió emplear y que no quisieras que en futuras ocasiones lo repita. Procura decir las cosas con más cariño que resentimiento, de esta forma evitas que la otra persona se ponga a la defensiva. Segnini sugiere que toda pareja debería escribir su propio decálogo y establecer reglas del juego: qué está permitido y qué no. De esta forma la convivencia será más sencilla.
Tu tiempo – su tiempo. Es importante aprender a respetar los espacios de cada quien. Aunque son una pareja, siguen siendo personas independientes, con personalidades y vidas propias. Tu pareja no debe impedir que tú sigas con tus hobbies, que veas a tus amigos o que salgas de la casa. De hecho, ese distanciamiento, por muy corto o largo que sea, siempre será productivo para los dos. Al volver a encontrarse seguro lo quieres un poco más, lo extrañaste. Incluso, dentro de la casa es importante que tengas un espacio privado donde puedas hacer tus cosas sin necesidad de estar pegado al otro, un sitio donde puedas llamar a una amiga, o leer esta revista.

Solucionen ¡todo! Tómense su tiempo para solucionar cada problema que tengan, no los acumulen. Silvia Olmedo, psicóloga y conductora del programa SexoConsentido, explica que “Las mujeres tendemos a callarnos las cosas que nos molestan de nuestra pareja hasta que llegamos al límite” y llegar al límite es peligroso, porque en ese momento no diremos lo que nos disgusta de manera constructiva, sino probablemente de forma agresiva.

Regla después del trabajo. Al final del día cuando se reencuentran, recuerda siempre preguntar: “¿Cómo estuvo tu día?”. Esto es algo que con el tiempo las parejas van perdiendo y con esto también se pierden pequeñas conversaciones que por insignificantes que sean hacen sentir al otro importante. Otra regla imperante al llegar a casa es evitar las discusiones, sabemos que de antemano quisiéramos evitar las disputas en todo momento, pero éste en específico es el más peligroso, los dos están cansados y cualquier cosita puede hacerles explotar una rabia innecesaria.

Sorprende. Una de las mayores amenazas para las relaciones sentimentales es la rutina. Por muy trillado que suene, las sorpresas son pequeñas muestras de romanticismo que mantienen viva la relación. Que tal si un día cualquiera, entre semana, lo sorprendes al llegar a casa con una cena especial, con un plan inesperado, con unas flores para hacerla feliz o con un masaje para des-estresarlo. Dale rienda suelta a tu imaginación.

Ríanse juntos… Y nunca dejen de hacerlo, porque esto indica que su relación está viva, que los dos se entretienen mutuamente. Si en tu relación lloras más de lo que te ríes, las cosas no van bien. Si sientes que te has convertido en alguien aburrido ponte frente a un espejo, mírate a los ojos y sonríe. ¿No te ves mejor? Pues tu pareja también.

Perdónense. Cuando uno ama a una persona, vale la pena perdonar. El perdón no implica vulnerabilidad o debilidad, por el contrario, perdonar es una muestra de madurez y de sanación. Si nuestra pareja nos hirió y se demuestra arrepentido ¿por qué no perdonar? Aprendan de la experiencia negativa, y pasen la página. Y si fuiste tú el que cometió el error, nunca sientas miedo o vergüenza de pedir perdón.

Mirando a la misma dirección. Antes de pasar la relación a un nivel de mayor compromiso, asegúrate de que tú y tu pareja tengan metas en común. En una relación a largo plazo hay que hacer planes a futuro, y esos planes deben satisfacerlos a los dos. No deberías comprometer tu vida a los ideales de otra persona que no tienen nada que ver con los tuyos.

¿MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO?
Cuando el amor comienza todos experimentamos un cosquilleo en la barriga al estar frente a la persona amada. Esto tiene su razón científica, Olmedo nos explica que el enamoramiento en un proceso que altera toda la química cerebral. Se liberan un montón de neurotransmisores tales como: feniletilamina, que provoca taquicardia; dopamina, que regula los estados de ánimo; oxitocina, que genera confianza y apego; serotonina, que da sensación de bienestar y noradrenalina, que acelera la tensión.

CLÁSICOS ERRORES QUE LAS PAREJAS COMENTEN
Puede que nos esforcemos al máximo en cuidar todos esos detalles, pero siempre hay uno que otro que se pasa por alto. Sin embargo, no hay de qué preocuparse, aquí te damos recomendaciones para situaciones bastante frecuentes.

1. Dividir las tareas del hogar 50/50.
Esto es considerado la manera “justa” de hacer las cosas en casa. De modo que si uno cocina, el otro debe lavar los platos. Pero resulta que hacer las tareas tan equitativamente significa que estás constantemente llevando una cuenta, cerciorándote de que ninguno de los dos se quede corto con las labores, y estas ansias de justicia constante pueden desequilibrarte en el futuro cuando por alguna razón las cosas no salgan como quieres. Lo recomendable es que cada uno se haga responsable de aquello que haga mejor y que quiera hacer. Lleguen a un acuerdo armónico, sin reglas estrictas. Quizás esto signifique que algunas semanas tú harás más tareas que la otra persona, pero mantén siempre en mente esta premisa: no vas a ser más feliz porque la casa esté impecable. Si quieres que tu relación sea alegre y feliz, no pierdas la capacidad de improvisar.

2. Esperar “tener ganas” para tener relaciones.
Es un hecho, las ganas nunca serán igual de frecuentes como cuando la relación se inició, así que si esperas hasta tener muchísimas ganas, es posible que pasen meses hasta que recuerdes lo divertido que era el sexo. Olmedo explica que perder el deseo no significa que nuestros sentimientos hayan cambiado, tan solo nos hemos habituado al mismo estímulo y por eso no sentimos la misma excitación. Antes el deseo estaba a flor de piel, y ahora está tres capas dérmicas más abajo. En ese caso la especialista recomienda invertir el orden de los factores, “sexo y luego deseo”, en lugar de “deseo y luego sexo”. Ponte en ello y tu mente y tu cuerpo te responderán. ¿Sabías que tu principal órgano sexual es el cerebro? Es allí donde ocurre el deseo y el placer, y si queremos ser plenos en ese terreno hay que entrenarlo.

3. Tener expectativas inalcanzables.
Les sucede a las personas que piensan demasiado en lo que quieren recibir en lugar de disfrutar el presente. Dar sin esperar nada a cambio debería ser tu regla de oro, y esto hará que recibas mucho más de los imaginas. Claro que esto no significa que debas convertirte en un sumiso dispuesto a complacer todos y cada uno de sus deseos. Lo que quiere decir es que tus actos deben fluir libremente sin pensar en lo que sucederá después. Es decirle “te quiero” sin esperar que te conteste algo, que consientas al otro sin esperar que él o ella haga lo mismo, que disfrutes cada día lo que tienen, sin obsesionarte con el futuro. Todo vendrá solo, sin que tengas que pedirlo.

4. Dar todo por sentado.
“Firmamos un papel legal en donde se comprometió a estar conmigo, incluso juró ante Dios estar juntos hasta que la muerte nos separe. ¡Listo! Ya tengo la garantía de que nada ni nadie nos podrá separar…” ¿Y es que acaso no hay otras personas más atractivas que tú en el mundo, más serviciales, más cariñosas? Por muy desagradable que esto suene, así es la realidad. Pensar que nunca va a dejarte o pensar que lo tienes comiendo en la palma de tu mano, puede de pronto volverse en tu contra. El amor es un sentimiento caprichoso, hay que tener claro que tanto tú como tu pareja podrían desenamorarse, por esa razón no deberías sentirte tan confiado y descuidar la relación. Recuerda que el amor es como una planta, si no se riega, se muere.

5. Asumir que un momento difícil es el fin de la relación.
Las relaciones pasan por ciclos, hay altos y bajos, y éstos no son solo inevitables, sino incluso, saludables. Son momentos que te obligan a darte cuenta cuánto has dejado pasar, cuándo has subestimado a tu pareja o cuándo has perdido la noción de las cosas. Estos baches nos impulsan a esforzarnos más, a prestar más atención. Cuando los malos pensamientos te atormenten haz el ejercicio de recordar qué fue lo que más te enamoró de tu pareja, trata de hacer una lista de sus virtudes, de los detalles, de las cosas que hace para hacerte feliz. Y finalmente, comuníquense, hablen de manera calmada sobre todo lo que les inquieta.

DILEMAS DE PAREJA
Ya vemos que las relaciones de pareja son complicadas, e irónicamente no hay ninguna carrera o materia universitaria que nos oriente o nos prepare para todo lo que se nos viene. Lo que sabemos lo aprendimos por nuestras experiencias propias o por las experiencias de nuestros allegados -o por la televisión o el Internet- de cualquier manera, de vez en cuando hace falta que alguien nos de la respuesta correcta ante muchas dudas que se nos presentan. Pensando en eso, aquí presentamos algunos planteamientos con posibles soluciones.

¿Cuándo es el momento indicado para tener un bebé?
Esta es una decisión en la que los dos deben estar de acuerdo. Lo primero que deben hacer es imaginar cómo va a cambiar sus vidas y el tipo de relación que tienen con la llegada de un bebé. Es una responsabilidad enorme, la cual amerita un compromiso de cada uno al 100%, una vez asumido ese cambio, no importa si la pareja lleva junta un año o cinco. También es importante analizar el gasto económico que un bebé implica, si bien es cierto que pocas veces se cuenta con un escenario económico idóneo, es elemental que cuenten con lo básico para sus necesidades y cuidados.

¿Cuál es el límite de la confianza?
Una relación sin confianza mutua no va para ningún lado. Pero la confianza no viene incluida de antemano en el combo de la relación, la confianza debe ser ganada. Dale tu confianza a alguien que sea transparente contigo, con quien nunca te sientas inseguro. Ojo, tampoco se trata de una confianza ciega, sino racional. Hacen falta motivos reales y comprobados para desconfiar y agobiar a nuestra pareja con nuestros miedos e inseguridades. Recuerda que la falta de confianza dificulta las relaciones y hace complicada la convivencia. La persona que desconfía sufre mucho, y puede pasar rápidamente del amor a la obsesión.

¿Cuentas juntas o separadas?
Cuando se tiene una cuenta en común las cosas son más simples. No hay necesidad de dividir facturas por pagar y se crea una sensación de que están en un equipo y eso afianza la unión de los dos. Sin embargo puede ser algo difícil cuando alguno gana mucho más que el otro y casualmente ese otro es el que más gasta. Además, ¿dónde queda la privacidad si de pronto queremos comprar un par de zapatos nuevos y nuestra pareja no lo considera un gasto necesario? Pensando en esto, el mejor escenario es tener cuentas por separado y una juntos, en la cual ambos se comprometan a aportar alguna cantidad previamente fijada por ambos cada mes, y el resto que queda en tu cuenta lo puedes gastar según te plazca.

AMOR BUENO PARA LA SALUD
Las relaciones sentimentales tienen la capacidad de afectar nuestro bienestar general, y aunque parezca novelesco, hay quienes pueden llegar a enfermarse de amor. Pero aquí no vamos a hablar del aspecto negativo, sino lo contrario. Estar en pareja puede traernos múltiples beneficios. Por ejemplo, en una relación en donde el drama no es protagonista, los miembros de la pareja pueden notar que sus niveles de cortisol se reducen, lo que significa que el estrés disminuye notablemente.

En un estudio publicado en la revista PLos ONE se demostró que al ver a nuestra pareja (así sea en fotos) en nuestro cerebro se disminuyen las áreas que procesan al dolor. La mente es la más beneficiada, las personas en relaciones estables tienen menos probabilidades de padecer de depresión, ansiedad o trastornos de humor. Por si fuera poco, se ha demostrado también que las personas casadas viven por más tiempo.

CALENTANDO EMOCIONES
El sexo es la mayor expresión de amor y de unión que existe en una pareja. Este encuentro refuerza la intimidad, te hace sentir bien y además mejora tu salud. Las hormonas que se liberan con el orgasmo te protegen contra el cáncer, disminuyen las probabilidades de infarto, mejoran la calidad de sueño, entre otras. Realmente no hacen falta más razones para aconsejarte que practiques regularmente el sexo con tu pareja, lo que sí es importante es que nunca se les pasen esas ganas de tener intimidad regularmente.

Los años, la rutina y la convivencia suelen ir apagando la libido, entonces queda de cada pareja ingeniárselas para mantener vivo el deseo sexual. Isbelia Segnini cree que para mantener el deseo hace falta imaginación, improvisación y espontaneidad, pero también hay que cuidar el atractivo físico. Hay que mantener aquello que en un momento dado atrajo al otro, porque cuando hay una variación importante en el físico se pudiera deteriorar el vínculo entre ambos. No se trata de estar gordo o flaco, que parecieran ser los cánones más relevantes; se trata más bien de hacer sentir a gusto a tu pareja con tu aspecto.
No debemos descuidar nunca la intimidad con la pareja, debemos renovarla y propiciarla, sino ésta podría volvérsenos en contra. Un foco de conflicto muy regular en la pareja es, por ejemplo, llegar a un acuerdo mutuo en cuanto a la regularidad con que desean cada encuentro. Segnini explica que esto sucede básicamente porque el hombre y la mujer son sexualmente distintos. Mientras para el hombre el estrés y el malestar se alivian con la actividad sexual, en la mujer los mismos elementos son más bien bloqueadores de un encuentro íntimo. “Los hombres -generalmente- se excitan a través del sentido de la vista. Las mujeres a través del oído y el tacto” nos enfatiza la especialista.

No está determinado cuál es la frecuencia con la que se debe practicar el sexo. Esa frecuencia depende de muchos otros aspectos. Por ejemplo, del momento y la situación en la que se encuentre la pareja. Si tienen un bebé recién nacido lo más probable es que no tengan tantos encuentros sexuales como los tenían cuando estaban recién casados, y así como ésta, hay otras situaciones que influyen. Para Segnini, una pareja que convive no debería pasar más de una semana sin tener encuentros sexuales, porque esos momentos son los que alimentan la relación y refuerzan la intimidad afectiva. Lo ideal es conversar y llegar a un mutuo acuerdo el número de veces que desean tener sexo. De manera que el que quiere tenerlo seis veces a la semana y la que quiere tener tan solo dos, pueden acordar ajustar esos números a cuatro, lo cual sería un promedio justo para ambos.

SABÍAS QUE…
Según investigadores de la Universidad de Ohio, los hombres piensan en sexo un promedio de 34.2 veces al día, mientras que las mujeres piensan en sexo solo 18.6 veces al día.

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