miércoles, 27 de agosto de 2014

UN ALIMENTO BENÉFICO PARA TU CABELLO

Un estudio realizado por científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Estados Unidos, demostró que tras el consumo diario de una taza de yogur griego, algunos ratones evidenciaron cambios positivos en el crecimiento del pelo y en su brillo.

El mismo estudio también demostró que las ratas lucían una piel aún más luminosa y menos envejecida. Esto se debe a que la versión griega contiene el doble de nutrientes, es decir más B-2, B-12, potasio y magnesio, los cuales son primordiales para que el cabello y las uñas crezcan saludables. Cuando no consumes de estas vitaminas, tu cuerpo distribuye la poca que recibe hacia los órganos principales, dejando a tu cabello sin la porción que necesita para crecer y verse brillante.

CLAUDIA TORO M.D.
Médica y Cirujana
Especialista Medicina Estética
Y Antienvejecimiento
www.claudiatoro.com.co

jueves, 7 de agosto de 2014

AZÚCAR: EL VENENO DEL SIGLO XXI

AL DEJAR DE CONSUMIR AZÚCAR POR 1 AÑO. ESTO FUE LO QUE PASÓ
    
Por Eva O. Schaub,
Érase una vez una época en la que yo era sana – o al menos pensaba que lo era.
Naturalmente me faltaba la energía suficiente para terminar con el día, pero con todos los anuncios en la televisión promocionando bebidas energéticas para las masas cansadas de los Estados Unidos, siempre asumí que yo no era la única que sufría. Y, por supuesto, todo el mundo en mi familia temía las temporadas de resfriados y gripe, pero también pensé que al llegar enero, todas las personas desarrollan algún grado de enfermedad.
Al menos eso es lo que pensaba hasta que empece a escuchar nueva información inquietante, sobre los efectos del azúcar. Según varios expertos, el azúcar es lo que está causando que muchos estadounidenses tengan sobrepeso y enfermedades. Cuanto más pensaba en ello, esta nueva información empezó a tener sentido para mí – un montón de sentido. Uno de cada siete estadounidenses tiene síndrome metabólico. Uno de cada tres estadounidenses es obeso. La tasa de diabetes se ha disparado y las enfermedades cardiovasculares son la causa de mortalidad número uno de Estados Unidos.
Según esta teoría, todas estas enfermedades y muchas otras se pueden asociar con la presencia de este gran tóxico en nuestra dieta … el azúcar.

Una idea brillante
Tomé todo este conocimiento recién descubierto y formulé una idea. Quería ver cuan difícil sería para nuestra familia – mi marido, nuestras dos hijas (de 6 y 11) y yo – pasar todo un año sin consumir alimentos con azúcar añadido. Cortamos de nuestra dieta cualquier alimento con azúcar añadido, ya fuera azúcar de mesa, miel, melaza, jarabe de maple.

También se excluyó cualquier cosa hecha con edulcorantes o alcoholes de azúcar. A menos que la dulzura fuese original en el alimento (por ejemplo, una pieza de fruta), no lo comeríamos.
Una vez que empezamos a buscar, encontramos el azúcar en los lugares más increíbles: tortillas, salchichas, caldo de pollo, ensaladas preparadas, fiambres, galletas, mayonesa, tocino, pan, e incluso en fórmula para bebés. ¿Por qué añadir toda esta azúcar? Para hacer estos artículos más agradables al paladar, preservar por más tiempo los alimentos, y abaratar la producción de alimentos empacados.

Llámenme loca, pero evitar azúcares añadidos durante todo un año me parecía una gran aventura. Tenía curiosidad de lo que sucedería. Quería saber cuan difícil iba a ser y qué cosas interesantes podrían suceder. ¿Cómo iba a cambiar mi forma de cocinar y hacer compras?
Después de haber realizado mi investigación estaba convencida que eliminar el azúcar nos haría todos más saludables. Lo que no esperaba fue cómo el hecho de no comer azúcar me hizo sentir mucho mejor de una manera muy real y tangible.

Un año sin azúcar más tarde…
Era sutil, pero perceptible: cuanto más tiempo pasaba sin comer azúcar añadido, me sentía mejor y con más energía. Y por aquello de las dudas, algo que sucedió confirmó la conexión entre dejar el azúcar añadido con sentirme mejor: el cumpleaños de mi marido.
Durante nuestro año de NO azúcar, una de las reglas era que como familia, podríamos tener al mes, un postre con contenido de azúcar y si era el cumpleaños de alguno de los miembros de la familia, este lo podía elegir.

Por ahí de Septiembre ya notamos nuestros paladares cambiados y poco a poco, empezamos a disfrutar menos de nuestro postre mensual.

Pero cuando nos comimos el decadente pastel de varias capas con crema de banano que mi marido había solicitado para la celebración de su cumpleaños, yo sabía que algo nuevo estaba ocurriendo. No sólo no me gustó mi rebanada de pastel, ni siquiera la pude terminar. Tenía un sabor extremadamente dulzón para mi paladar ahora sensible, hizo que mis dientes dolieran,  mi cabeza comenzó a latir con fuerza y mi corazón empezó a acelerarse… Me sentía muy mal.

Estuve tumbada en el sofá con la cabeza apunto de estallar, por una hora antes de empezar a recuperarme. “Caray”, pensé “El azúcar siempre me hizo sentir mal, pero debido a que estaba en todas partes, nunca lo realicé”.

Después que nuestro año sin azúcar añadido terminó, conté las ausencias de mis hijos en la escuela y las comparé con años anteriores. La diferencia fue dramática. Mi hija mayor, Greta, pasó de 15 ausencias en el año anterior, a sólo dos.

Hoy en día, habiendo pasado ese año, la forma en que comemos es muy diferente. Apreciamos el azúcar en cantidades drásticamente más pequeñas, lo evitamos en los alimentos diarios (en el que no debería estar en primer lugar), y guardamos el postre para momentos muy particulares. Mi cuerpo parece estar dándome las gracias por ello. No me preocupo por quedarme sin energía. Y cuando aparece la temporada de gripe, ya no siento la necesidad de esconderme con mis hijas debajo de la cama. Si nos enfermamos sabemos que nuestros organismos están mejor equipados para luchar, nos enfermamos menos y nos recuperamos más rápidamente. Para mi sorpresa, después de nuestro año sin azúcar, todos nos sentimos más sanos y fuertes. Y eso no es nada despreciable.

Este artículo apareció originalmente en EverydayHealth.com: My Family Stopped Eating Sugar for a Year and This is What Happened.

sábado, 2 de agosto de 2014

Estos son los 5 errores más graves que cometen los padres de hoy al criar a sus hijos

"Cuando afirmo que la crianza moderna está en apuros, en crisis incluso, espero que me escuchen, y que me escuchen bien. He trabajado con niños y padres en dos continentes y durante dos décadas, y lo que he visto en los últimos años me alarma".
Así de categórica es Emma Jenner, especialista en desarrollo y comportamiento infantil, quien es conocida por su papel como anfitriona en el programa de TLC "Take Home Nanny" y se ha desempeñado ayudando a familias con problemas en este ámbito, tanto en Estados Unidos como Reino Unido.
Para Jenner, existen errores graves que cometen los padres de hoy y que la mayoría ni siquiera los nota. El problema, según ella, es que si no se corrigen a tiempo, los niños se convertirán en "adultos arrogantes, egoístas, impacientes y maleducados".
"No será su culpa, sino la nuestra. No les hemos enseñado otra cosa, nunca hemos esperado nada más de ellos", manifiesta.
A continuación te mostramos los 5 comportamientos erróneos de los padres actuales, de acuerdo a Jenner.
1. Le tienen miedo a sus hijos
"Suelo hacer una prueba por las mañanas en la que observo cómo un padre da el desayuno a su hijo. Si el niño dice: '¡Quiero la taza rosa, no la azul!' aunque la madre ya haya echado la leche en la azul, trato de observar con cuidado la reacción de la mamá", explica.
"La mayoría de las veces, se pone pálida y vierte el contenido en la taza que el niño prefiere antes de que le dé un berrinche", comenta.
Pero para Jenner esto es un tremendo error. "¿De qué tienes miedo? ¿Quién manda de los dos? Deja que llore si quiere, y vete de ahí para no escuchar el llanto. Pero, por favor, no trabajes de más sólo para agradar al niño. Y, lo más importante, piensa en la lección que le estás enseñando si le das todo lo que quiere sólo por ponerse a llorar", expresa.
2. Justifican el mal comportamiento de sus hijos bajo la premisa "así son los niños"
La especialista afirma que muchas veces ve que cuando los niños se portan mal en público (o incluso en privado), sus padres los justifican con el clásico "así son los niños". "Te aseguro que no tiene por qué ser así", manifiesta.
"Los niños son capaces de mucho más de lo que los padres normalmente esperan de ellos, en cuanto a sus modales, al respeto por los mayores, las tareas del día a día, la generosidad o el autocontrol. ¿Crees que un niño no puede quedarse sentado durante la cena en un restaurante? Nada de eso. ¿Crees que un niño no es capaz de quitar la mesa sin que se lo pidan? De nuevo, no es así. La única razón por la que no se portan bien es porque no les has mostrado cómo hacerlo y porque no esperas que lo hagan. Así de simple. Aumenta la exigencia y tu hijo sabrá cómo comportarse", asegura.
3. No dejan que otras personas le llamen la atención a sus hijos
"Antes, los conductores de autobús, los profesores y otros padres solían tener carta blanca para corregir a un niño maleducado. Actuaban como ojos y oídos de la madre y el padre si los niños estaban fuera de su vista, y todo el mundo colaboraba por un interés común: criar de forma adecuada a niños y niñas", explica.
Jenner dice que en cambio, "en la actualidad, si a alguien que no es padre del niño en cuestión se le ocurre regañarlo, a los padres no les hace ninguna gracia. Quieren que su hijo parezca el niño perfecto, y por eso no aceptan que los profesores u otras personas digan lo contrario. Se enfurecerán e irán a hablar con el profesor antes que con su hijo por haberse portado mal en clase. Sienten la necesidad de proyectar una imagen perfecta al mundo y, por desgracia, su inseguridad se ve reforzada porque muchos padres se juzgan entre sí".
"Si un niño hace un berrinche, todas las cabezas se girarán hacia la madre con una mirada reprobadora. En su lugar, debería ser respaldada, porque hay muchas posibilidades de que el berrinche haya tenido lugar por no haber cedido ante alguna de las exigencias de su niño. Más bien, esos observadores deberían decirle: 'Buen trabajo. Sé lo difícil que resulta poner límites'", añade.
4. Abusan de los "atajos"
Los padres actuales, según Jenner, recurren a una serie de "atajos" para evitar que sus hijos se aburran y armen un berrinche.
"Cuando descubres lo bien que Caillou entretiene al niño en un avión, que no te tiente la idea de ponerle los dibujos en un restaurante. Los niños también tienen que aprender a ser pacientes. Tienen que aprender a distraerse ellos solos. Tienen que aprender que no toda la comida va a estar siempre caliente y lista en menos de tres minutos y, si es posible, también tienen que aprender a ayudar en la cocina", argumenta.
Asimismo, ella señala que "los bebés tienen que aprender a tranquilizarse solos; no hay que sentarlos en una silla vibradora cada vez que se pongan quisquillosos. Los niños tienen que aprender a levantarse cuando se caen, en vez de subir los brazos para que mamá y papá los recojan. Enseña a los niños que los atajos pueden servir de ayuda, pero que resulta muy satisfactorio hacer las cosas por la vía lenta".
5. Siempre ponen las necesidades de los hijos por encima de las suyas
"Naturalmente, los padres tienden a cuidar de sus hijos en primer lugar, y esto es bueno para la evolución. Yo defiendo la idea de crear un horario que se ajuste a las necesidades del niño, y que la alimentación y la ropa del niño sean prioritarias", afirma.
"Sin embargo, los padres de hoy en día han ido demasiado lejos, sometiendo sus propias necesidades y salud mental a las de sus hijos. Cada vez con más frecuencia veo a mamás que se levantan de la cama a cada rato para satisfacer los caprichos del niño. O a papás que lo dejan todo y se recorren el zoológico de punta a punta y a toda prisa para comprarle a la niña una bebida porque tiene sed", manifiesta.
"No pasa nada por no levantarte en mitad de la noche para darle otro vaso de agua a tu hijo. No pasa nada si el papá dice: 'Claro que vas a beber agua, pero vamos a tener que esperar hasta llegar a la próxima fuente'. No pasa nada por utilizar la palabra 'no' de vez en cuando, ni hay nada malo en pedirle a tu hijo que se entretenga solo unos minutos porque mamá quiere usar el baño en privado u hojear una revista", afirma.
Jenner dice que es mejor corregir estos errores, ya que por evitar que los niños se sientan incómodos, luego cuando sea inevitable que sientan alguna molestia, no estarán preparados para ello.
"Pido por favor a todos los padres y cuidadores del mundo que exijan más a los niños. Que esperen más de ellos. Que les hagan partícipes de sus luchas. Que les den menos. Que les pongan retos y que, juntos, les preparemos para que tengan éxito en el mundo real, y no en el mundo protegido que hemos creado para ellos", concluye la experta.